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Mi vida recomenzó al sanar las heridas profundas de mi alma

Nicté es otra mujer que ahora ayuda a otras personas que tengan heridas profundas desde la primera infancia

Traumas, dolor, tristeza, frustraciones, enfermedades, amargura, pecado, heridas emocionales – lesiones interiores que tristemente la gran mayoría ni siquiera sabemos que las tenemos- se nos pueden manifestar de estas y muchas maneras más. Uno de los milagros consiste en saberlas reconocer y darles la cara. Es decir, enfrentarlas hasta sanarlas.

Justo esto fue lo que hizo Nicté Sánchez Badelt, una talentosa empresaria mexicana. Orgullosa esposa de Ángel, un hombre que desde que lo conoció la invitó a vivir una vida de virtudes en el camino de Dios. Es madre de 6 hijos, la más pequeña de 3 años.

Hasta aquí todo parece de color de rosa y perfecto pero Nicté tuvo una infancia y adolescencia muy inestable y atropellada, de excesos y abusos que le dejó graves heridas de abandono, rechazo y soledad.

Del sentido de pertenencia y del verdadero amor, ni hablar.  Los vacíos de su vida se hicieron cada vez más profundos. Creció siendo atea. ¿Cómo creer en un Dios que permitía que una niña sufriera tanto?

Entonces la misericordia de Dios la alcanzó. Ese amor de Dios, su clemencia y compasión han sido el motor de su vida y los ha puesto al servicio de un mundo que hoy se encuentra también muy herido. 

En una entrevista para Aleteia, Nicté nos contó, entre otras cosas, cómo su vida dio un giro de 180 grados tras quedarse embarazada de forma inesperada y después de ser erróneamente diagnosticada y medicada para tratar un supuesto trastorno bipolar.

Fue muy humilde al compartirnos que su matrimonio y su familia estuvieron a punto del abismo debido a las heridas emocionales que desde niña la habían marcado de forma drástica y negativa. 

Hasta que hizo un parón en su vida y se dijo: “Let´s rewind”. Comenzó haciendo un trabajo interior profundo con un acompañamiento espiritual y emocional intenso de reconocimiento y sanación interior. Y entonces el milagro de su vida comenzó:

“Ana Elena, nuestra hija más pequeña, nació hace 3 años. Antes de que esta bebé llegara estuve diagnosticada erróneamente con trastorno bipolar y durante 11 años tomé medicamento psiquiátrico. Fue un periodo muy complicado y triste porque los medicamentos no cumplían su función y el verdadero problema no estaba siendo tratado. 

Llegó nuestra bebé sin buscarla, de forma inesperada. Entonces mis síntomas “bipolares” empezaron a cambiar: comencé a perder la visión y con dolores de cabeza agudos. Mi psicóloga me recomendó buscar a otro psiquiatra. Así lo hice y este sugirió una serie de estudios. Nuevo diagnóstico: un tumor en la hipófisis el cual había estado ahí por varios años.

La hipófisis segrega las hormonas que necesitamos para poder vivir. O sea, ¡no era bipolar, tenía un tumor! Varios psiquiatras que consulté confundieron los “síntomas” de mis heridas emocionales no resueltas, combinadas con un problema orgánico, con un padecimiento psiquiátrico.

Tuve terapia psicológica, muchas veces fallida porque desgraciadamente hay muy mala praxis en ese campo. Y no fue hasta que traté mis heridas a nivel psicológico junto con acompañamiento espiritual que comenzó un proceso de sanación real en mi en todos los aspectos.

Como fruto de toda mi experiencia surgió Let’s Rewind, iniciativa en la cual desde el corazón y la oración ofrece apoyo a todas las personas que sufren por aquellas heridas no resueltas que no les permiten disfrutar plenamente de la vida.

La propia historia de vida nos puede ayudar a valorar la Misericordia Divina y a poner los medios para sanar. Muchos son los caminos que habrá que recorrer. Sin embargo, no hay que perder la esperanza en la certeza de que Dios nos quiere felices y jamás nos abandonará”.

¡Cuántas Nictés habrán en este mundo! Pero si nos damos cuenta su historia, lejos de ser una tragedia, es un poema a la esperanza, un tributo a la misericordia de ese que nos creó y nos quiere sanos y felices. No solo la sanó, sino que la premió al confiarle un nuevo ser, la pequeña Ana Elena. 

Recuerda que tú eres más que tus heridas. No permitas que estas marquen el rumbo de tu vida. Al contrario, que sean la catapulta para acercarte al Médico de médicos, al único que una sola gota de su sangre tiene el poder de hacerte de nuevo.

Cada herida es una bendición disfrazada cuando es sanada, una virtud en potencia que solo pide ser descubierta. Ponte en contacto con Let´s Rewind  y, como Nicté, lograrás tu sanación.

¡Gracias a Luz Ivonne Ream por este maravilloso articulo!

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