Mis heridas forman parte de mí, en cierto modo soy yo mismo. En aspectos de mi vida que no son tan agradables de llevar, como el dolor, el fracaso, la soledad y otras cuestiones que finalmente no son muy deseables sin embargo me espolean a superarme, a no conformarme, a un mayor cuidado de mí y a aprender de los errores. Y dado que mis heridas son parte de mímismo, es necesario que aprenda a vivirlas y a llevarlas si cabe hasta con orgullo. Para ello conviene tener en cuenta algunos aspectos que es necesarioabordar bien si queremos estar en paz con nosotros mismos y vernos sanos, valiosos, dignos y alegres:
Aceptación.
Autoestima.
Desprendimiento o indiferencia.
Orgullo.
Aceptación. Es decir, vivir rechazando y queriendo sacudirme un hecho de la vida, de mi vida, es imposible y es por ello que muchas veces vienen las neurosis y los estados depresivos. Esto no es difícil de aplicar si se sabe que la postura de aceptación es la correcta y que es incluso buena y es lo más sano, pues muchas veces tratamos de olvidar aquello porque sentimos o pensamos que no hacerlo sería moralmente malo. La aceptación del hecho no significa la conformidad con ello, sino que significa que soy capaz de asumir que ese hecho por más doloroso que sea no puedo sacarlo de mi vida y que puedo usarlo incluso para bien de mí mismo y de los demás. La aceptación significa que yo soy más que eso y por tanto puede afectarme en algún momento, pero dado que yo soy más, en el resto de mi vida no tiene afectación.
Autoestima. Es decir, ser capaz de verme a mí mismo incluso más valioso por causa del hecho mismo, por todo lo que de experiencia y de valor supone el haber pasado por esa situación y por todo lo enriquecedor que puede ser el haberlo vivido. Las más de las veces nos avergonzamos y deseamos no haber pasado por esa situación, pero es porque pensamos que de no hacerlo somos cómplices y culpables también, pero cuando uno entiende que la dignidad propia no depende de hechos y de personas, sino que es algo intrínseco a la persona, a toda persona, sea delincuente o no, sea responsable o no, sea culpable o no, entonces le es mucho más fácil a la persona sobrellevar situaciones de todo tipo por descabelladas que parezcan. Por otra parte, restarnos autoestima por haber pasado por tal o cual situación, incluso aun siendo culpables, es antinatural pues todo ser vivo es capaz de amarse a pesar de todo y si se es capaz de ello, no es más que una cuestión de elección el hacerlo o no. Perdemos la dignidad muchas veces no porque no la merezcamos, sino porque no nos la concedemos, por nuestra dureza de corazón, por la educación recibida, por prejuicios o porque sentimos que es lo “justo”, olvidándonos de algo que está por encima de la justicia que es la misericordia.
Desprendimiento o indiferencia. Esto no quiere decir insensibilidad o falta de sentimientos, sino que ante situaciones que no es posible cambiar es preferible “pasar página” que seguir obcecados en querer cambiar lo que no es posible cambiar. Es por esto que los grupos de AA viven casi como si de una ley se tratase ese “Enséñame a cambiar lo que puedo cambiar, a ser indiferente de lo que no puedo cambiar y a saber diferenciar cuando puedo y cuando no”. Muchas veces esto no es posible, más bien porque nos hacemos presa del qué dirán y nos afecta de tal modo que nos preocupa más por lo que otros piensen que por lo que en sí nos afecta a nosotros. Es muy humano sentirse afectados por este “qué dirán”, de cara a los demás, pero lo que no se comprende es aplicarlo también cuando no hay ningún motivo para ello, es decir ante la propia conciencia, sabiendo que tanto sino se fue culpable del hecho, como cuando si se fue,pero hay voluntad de cambio, eso no cuenta ya.
Orgullo. Si, orgullo de sí. Es decir, sentirnos orgullosos de nosotros a pesar de todas las experiencias de nuestra vida, de las buenas y de las malas, pues las unas de por si no cuesta hacerlo y las otras son causa de un conocimiento y aprendizaje tal que de otra forma JAMÁS hubiese llegado a poder tener, si esto lo uso para el bien. Estar orgulloso de si por causa de las malas experiencias e incluso de los errores, significa que estoy dispuesto a crecer, que aquello no me dejó en tierra, sino que me levanté. Estar orgulloso significa que sin que haya conformidad con la acción, si puedo valorarme en más que la acción y esto es propio de personas magnánimas, capaces de amar por encima de todas las cosas. Estar orgulloso de si a pesar de todo, significa también para el creyente que, si Dios que es bueno no me lo tiene en cuenta, tampoco yo lo he de hacer, si quiero decirme bueno, saberme bueno, sentirme bueno, porque la caridad comienza con uno mismo.
José Luís Medina.
2 comentarios en “Mis heridas forman parte de mi”
Muchas gracias!! estoy recién en un proceso de sanación y justo lo del escrito me hace mucho sentido en esta etapa que llevo.
Dios te bendiga!
Bellísimo, justo lo que estaba buscando para enviarlo a una amiga con episodio de ansiedad. Ojalá error lo lea y le ayude.