Todos nos hemos enfrentado con situaciones que nos cuestan mucho trabajo resolver, que nos hacen desconocernos, que trasgreden nuestros valores y van dejando huellas de tristeza y dolor en nuestra vida, mientras más nos tardamos en ponerles solución.
La ira es sana, hemos escuchado de la ira de Dios; lo que no es sano es que esa ira, se convierta en violencia o resentimiento, hacia nosotros mismos y hacia los demás, esto indicaría que no hemos puesto los medios para trabajar en todo lo que tenemos que cambiar desde nuestro interior. El resentimiento, es el sendero que lleva a la culpa y al remordimiento, a juzgarse duramente y a señalar a los demás sin ninguna consideración. Un corazón resentido, se crea, cuando hemos permitido por demasiado tiempo, que una situación, nos lastime y nos consuma.
El valor viene como un fruto del Espíritu Santo, que concede fortaleza al alma que quiere rectificarse, que desea retomar el rumbo y que se siente débil o cansada porque ha intentado hacerlo con sus propios recursos, sin buscar ayuda y ha perdido la esperanza en muchas ocasiones.
Esta frase de San Agustín, nos deja claro que la valentía y el coraje, son fundamentales para vivir con esperanza de que Dios hace nuevas todas las cosas siempre y cuando estemos dispuestos a abrirnos a que se haga su voluntad en nuestras vidas.
Nicté Sánchez Badelt – Fundadora de Let’s Rewind