Para aliviar el malestar emocional tenemos 2 grandes bloques de herramientas: la farmacología/medicación y la psicoterapia.
Aunque mucha gente piensa que la psicoterapia consiste en hablar y en concreto hablar del pasado, existen muchos estilos diferentes de psicoterapia en función del foco de la terapia (las que buscan soluciones para el momento presente, las que buscan el origen del síntoma en la historia y las experiencias vividas por la persona, etc), en función de con quien se trabaja (con la persona, con la familia, etc) o en función de con que aspecto de la persona se trabaja(cognitiva/pensamientos y palabras, humanistas/persona como unidad mente-cuerpo, somáticas/cuerpo, etc). Todas ellas buscan desde diferentes enfoques desbloquearnos y que comprendamos el cómo y el para qué de nuestras conductas, que nos entendamos, que reconozcamos mejor nuestras emociones para así vivir una vida más feliz.
Para mejorar la funcionalidad en el TDAH, es decir cómo me organizo, que consiga llevar las cosas a cabo, que pueda llevar un día a día más ordenado y tranquilo la psicoterapia cognitivo conductual ha ideado unas estrategias estupendas que ayudan a funcionar mejor, y eso muchas veces me llevan a sentirme más feliz, más tranquilo, más satisfecho o más seguro de mi mismo.
Pero a veces a lo largo de la vida de uno han ocurrido sucesos que no se han digerido correctamente, que por su intensidad el cerebro no los ha podido asimilar y atascan al sistema nervioso. Son diferentes a esas situaciones que sentimos que ya hemos superado, por que pudimos hablar de ellas, comentarlas, llorarlas, enfadarnos y de alguna manera se sienten ya en el pasado y cuando las recordamos no nos afectan apenas. Sin embargo, tras un suceso de elevada intensidad, algunas personas sienten a posteriori que son incapaces de afrontar los hechos que han ocurrido y además tienden a desarrollar un idea muy negativa de sí mismos (“no soy capaz”, “no sirvo para nada”, “no merezco ser amado”, “no soy confiable”, “merezco sólo cosas”, “soy insignificante”, “soy un mala persona”). Uno de los factores principales que hacen que los síntomas persistan, tras pasar el suceso traumático, es la evitación de situaciones, recuerdos, pensamientos y sentimientos relacionados al evento.
Es natural que tras éstas situaciones las personas quieran olvidar todo y evitarlo, ya que generan dolor y malestar. A corto plazo la evitación ayuda a disminuir el malestar, pero el resultado de este mecanismo es el que impide la curación y mantiene los síntomas. Tambien es que hace que como consecuencia de estas creencias se pueda desarrollar en el presente ansiedad y depresión, que se pueda sentir estresado y con tensión, y sentirse menos capacitado para afrontar determinadas situaciones.
Detectaremos estas experiencias sin procesar en nuestra historia personal porque son vivencias que el paso del tiempo no ha conseguido que quedasen en paz en el pasado y que de una forma repetetiva vuelven y vuelven a aparecer en los pensamientos presentes. Seran esos temas de los que no podemos hablar sin sentirnos mal, o cuando los contamos es como si lo volviésemos a sufrir de nuevo. Es como una comida que se repite, el cerebro lo trae una y otra vez con la ilusión de poder por fin asimilarlo pero una y otra vez fracasa en ese intento, y nada cambia realmente.
¿Qué es pues el EMDR?
Es una psicoterapia que entiende que los problemas psicológicos (pej. verme gorda, ansiedad, no creer en mí, inseguridad, enfado descomunal, odio, etc…) son debidos a experiencias pasadas no asimiladas. Entiende que aunque hayan quedado adormecidos durante años en la memoria, y que la vida nos llevó a tirar para adelante porque no quedaba otra, pueden reactivarse tras un disparador (enlace a un artículo sobre el trauma), y aparecer en forma de emoción, sensación física (dolor de estómago, tensión muscular, dolores de cabeza, hormigueos…), imágenes y pensamientos a veces con una consciencia clara de que se trata de algo del pasado que está reapareciendo (“me doy cuenta que ando agitada porque estoy volviendo a recordar la muerte de mi madre de la que no volví a hablar”, “me estan volviendo imágenes de aquel suceso”), o otras veces sin ver una relación clara.
- ¿Para qué ayuda?
Para tratar todo lo no asimilado del pasado que está haciendo síntomas en el presente. Lo que persigue es mejorar el día a día a través de proveer al cerebro recursos para desatascarse y que el pasado vuelva a quedar en paz en el pasado, sabiendo que ocurrió pero sin estar recordándolo consciente o inconscientemente constantemente en el presente.
En lo no asimilado podemos encontrar desde experiencias graves que fueron un punto de inflexión en nuestras vidas como un accidente grave, una agresión sexual, una agresión física puntual o continuada, la muerte de un ser querido o experiencias o experiencias vitales adversas como que se burlasen de mí en el colegio, me humillasen, un profesor me tratase mal, me traicionasen, no me protegiesen, alguien se comportase de forma muy crítica conmigo o una mala experiencia de pareja.
A veces pensamos que hay cosas que no se puedan superar, porque llevan ya mucho tiempo con nosotros, y casi casi forman ya parte de nuestra identidad, sin embargo con EMDR, la experiencia es que esas piedras gordas que se han ido acumulando en nuestra mochila emocional sí son trabajables y pueden llegar a superarse de un modo profundo y completo.
- ¿Cómo funciona?
EMDR trabaja utilizando la maquinaria existente dentro de nuestro cerebro que es el sistema innato de procesamiento de la información. Los terapeutas acompañaremos a acceder a la red neuronal donde está grabado ese suceso y que es la que se asocia a la reactivación de síntomas que experimento en el presente, a través de evocar un recuerdo que puede estar compuesto de una sensación corporal, una emoción, una imagen y una creencia. El terapeuta escoge entonces en función del objetivo que queremos trabajar qué situaciones y de qué modo trabajarlas. Y posteriormente nos ayudaremos de movimientos oculares o estimulación táctil alternante para desbloquear esa información, procesarla e integrarla. De ahí viene las siglas EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) de esta terapia descrita por Francine Shapiro: desensibilización y reprocesamiento por movimiento de ojos. Las investigaciones han demostrado que los movimientos oculares aumentan la conexión entre ambos hemisferios cerebrales, actúan sobre el sistema nervioso autónomo (mejorando la capacidad de relajarme) y estimulan las conexiones neuronales.
- ¿Qué duración tiene?
Pues es muy variable, dependiendo de lo accesible que esten los síntomas. Me viene que entre 1 y muchas muchas más. A veces pueden ser muy intensos pero la persona contacta muy bien con ellos y son como muy recientes (p.ej. Miedo intenso tras accidente de tráfico) y que con unas 1-4 sesiones se resuelva prácticamente en su totalidad, o que fuese un suceso muy dificil del pasado sobre el que se han ido construyendo muchas capas emocionales haciendo el acceso a eso difícil como podría ser haber sufrido un abuso en la infancia que requeriría pues las que hagan falta hasta que la persona pueda ir procesando todo lo relativo a esa experiencia (pensaría que más de 20). Lo que sí es una técnica que va al ritmo de la persona. Se va procesando a medida que el cerebro de la persona va estando preparado para ello. A veces hay personas que no estan aún preparadas para procesar porque puede ser que tengan demasiado miedo al miedo o sean demasiado incapaces de sentir sus sensaciones corporales. Estas personas probablemente necesitaran de un trabajo psicoterapéutico previo antes de utilizar las herramientas de EMDR.
- ¿Se puede combinar con medicación?
Sin ningun problema. Al revés. ¡Todo lo que ayude! A veces la medicación permite volver a un estado de estabilidad que permite luego trabajar a nivel de psicoterapia, aspectos que cuando uno estaba demasiado angustiado no eran posibles.
- ¿Se puede combinar con una terapia de corte funcional cognitivo-conductual para TDAH?
Sí. Persiguen objetivos diferentes. EMDR persigue reducir síntomas y ser más feliz y eso me ayudará a ser más funcional. Desde un estado de calma, mi cerebro accederá a más recursos, a más formas de solucionar eso por lo que fallo por mis dificultades en funciones ejecutivas. Pero no me dará las herramientas estructuradas como las autoinstrucciones, los protocolos, el planning que son herramientas de la terapia cognitivo-conductual dirigida a mejorar la funcionalidad. Pero desde un estado de más calma me será mucho más fácil absorver y llevar a cabo esas herramientas.
Dra. Gideoni Fusté
Psiquiatra y psicoterapeuta