En nuestra infancia hemos necesitado caer varias veces para aprender a andar.
Cada una de esas caídas nos ha enseñado un nuevo matiz, que posteriormente fuimos elaborando y convirtiendo en experiencia.
Así sucede en nuestra vida; cada caída q sufrimos es un aprendizaje, una lección del camino que no debe conllevar culpa ni castigo, sino exclusivamente crecimiento y ampliación de la conciencia, entonces sólo así habrá valido la pena vivir esa situación y ya no se repetirá en nuestra vida.
Cada acción cometida, por equivocada que parezca nos muestra una parte que nuestra alma deseaba experimentar para aprender.
Tras la caída, la gran aventura de la Vida está en levantarse y seguir adelante progresando, con más templanza y una visión más amplia de nuestros comportamientos y las situaciones que a través de ellos vivimos.
Aveces la vida requiere de “sucesos críticos” que alteran el equilibrio.
Pero gracias a ellos nuestra vida se renueva y regenera, nos ayudan a reorientar el camino e imprimir nuevas conductas si logramos ver “el propósito mayor” que conllevan esas vivencias.
Si alguna vez bajamos una montaña corriendo despistados, seguramente nos caeremos!
Es así como el dolor nos recuerda “atención” a cada paso de la marcha.. un dolor que se vincula a la desatención y en lo sucesivo, nos hará caminar y actuar con más prudencia.
Por lo antes comentado, yo te invito a reflexionar un poco:
He caído muchas veces??
Las situaciones dolorosas se repiten una y otra vez en mi vida?
A qué situaciones me están llevando a poner atención??
Tal vez las respuestas son más profundas de lo que a simple vista parecen..
Para ser realmente conscientes de ello, podemos pedir discernimiento al Espiriru Santo para que podamos identificar lo que estamos haciendo y nos causa dolor o a los demás. Y no nos hemos dado cuenta. Y también que nos dé su luz para poder ver desde una conciencia más despierta lo que me están queriendo enseñar esas situaciones.
También es conveniente ser más flexibles con nosotros mismos. Sabiendo que desde nuestra condición humana estamos en un continuo aprendizaje. Y es así, que cuando el tropiezo o caída se aceptan, nos volvemos mas humildes de corazón y las bondades de Dios pueden empezar a actuar en nuestras vidas.
La vieja rigidez es algo que apaga la luz de nuestra alma y vuelve duro al corazón.
“Cuando la tormenta pasa, las aguas que estaban estancadas vuelven a fluir renovando el curso de la Vida y devolviéndole ese equilibrio tan necesario para sentir La Paz de Dios en la creación”.
Abramos pues nuestros corazones con humildad y veremos las maravillas que Dios nos tiene preparadas después de las tormentas que aveces nuestros propios comportamientos nos llevaron a vivir.
En Let’s Rewind tienen todas las herramientas y el método adecuado para ayudarnos a lograrlo!
“Nunca es tarde para Sanar”
Lic. Jenny Machorro Marín
Tanatologia Integral
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